Fue el del domingo un partido que, aunque perdimos, nos fuimos con     buen sabor de boca. Jugábamos contra Tres Cantos B, un equipo contra     el que teníamos posibilidades. Sus dos mejores jugadores, Paolo y     Pollo, eran nuestra mayor preocupación. Se hicieron las líneas con     los efectivos con que contábamos, siete jugadores en total. 
 
 Nuestro juego, comparado con la última racha, mejoró. Nos colocamos     mejor, corrimos con más intensidad y los cambios se realizaron con     más orden. A los 7 minutos Tres Cantos B nos marcó el primer gol en     una individual de sus mejores jugadores. No nos vinimos abajo. Al     rato, vino otro gol, con el mismo esquema: jugada individual por el     centro. Y poco antes del descanso, su tercer gol, una jugada     individual de Pollo que le entra por debajo de las piernas a Jaime.     Llegamos al descanso con un 3-0. Se presagia lo peor.
 
 Volvemos al campo con renovadas energías. Se produce una     superioridad a nuestro favor. Sale la línea de power con     Llor en la punta de defensa. Se pasa la pastilla por los lados, pero     sus defensas cubren bien los huecos. Jorge intenta un tiro directo,     pero sale muy desviado. Cuesta recuperar la pastilla, pero al final     la robamos y vuelve a Llor. Se pasa la pastilla por los lados, pero     siguen cubriendo con efectividad. Se agota el tiempo. La pastilla     llega a Llor. La peina un poco adelante y atrás mientras observa la     situación. Nuestros delanteros no tienen tiro. Desde el banquillo le gritamos que tire él mismo. Sigue peinando la pastilla. Duda. Parece que sí     que va a tirar. Un defensa contrario se le echa encima y Llor pone la     pastilla detrás y descarga un formidable tiro de barrido, seco,     restallante. Nadie ve la pastilla, pero pronto nos damos cuenta de     que la red de la portería se ha movido y que está en el suelo.     Júbilo, gozo, cara de Llor a caballo entre la felicidad y la     sorpresa. En fin, un pedazo de gol. 
 
 Por increíble que parezca en los cinco minutos siguientes empatamos     el partido con goles muy espectaculares. Nos sentíamos centrados,     contentos, con mucho entusiasmo. Y quizás eso fue lo que nos mató,     cierto exceso de ansia. Seguimos presionando, pero un gol de Tres     Cantos B a 10 minutos nos bajó un poco la moral, entre otras cosas     porque no fue un gol brillante o de jugada de equipo. Aguantamos     como pudimos y en otro rebote tonto volvieron a marcar. Y ya no     supimos remontar a pesar de la intensidad que pusimos.
 
 Nos fuimos contentos. Sí, perdimos el partido, pero nuestro juego     fue bueno y creemos que hemos salido de la mala racha de juego en     que nos habíamos hundido.

 
			   			 
			   			 
			   			 
			   			 
			   			