1.- Introducción

 

altEn los mentideros de una universidad como la UPM (Universidad Politécnica de Madrid), a veces por pura fantasía y a veces por un extraño sentido de lo grotesco, circulan historias asombrosas, fábulas formidables, casos insólitos, y en ocasiones ideas razonables. Se comentan según su grado de credibilidad ora con prudencia reverencial ora con franca jocosidad. Últimamente durante los cafés de media mañana se había oído hablar del llamado PISADO, acrónimo de parte informativo sobre la actividad docente. Me sonreía ante tamaña ocurrencia y la celebraba con buen humor. Pensaba -con tierna inocencia, desde luego- que ese método no era bueno para mejorar la docencia y menos aún para convertirlo "en uno de los pilares sobre los que se construya una Universidad de calidad". Sin embargo, un aciago día un compañero vino con un tríptico en que explicaba qué era y cómo se tramitaba el PISADO. En la figura de abajo podemos ver la portada de dicho tríptico.

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Figura 1: Portada del tríptico del PISADO.

Sí, un tríptico hermoso, impreso en suave (y caro) papel satinado, con un soberbio diseño. Lo leo. Está escrito correctamente, sin faltas de sintaxis y léxico... Hum, sospechoso. Continuo leyendo. No hay faltas de ortografía. El texto hasta exhibe cierta claridad. Esto es raro, muy raro.

Mi primera reacción es de decepción. Estamos ante una nueva operación de lavado de imagen, ante una nueva hueca operación de modernidad educativa de pacotilla. El PISADO suena a concesión política, a campaña de propaganda, a farsa de engañabobos.

Tras la decepción inicial me quedo pensando un rato; quizás hay alguna lección que extraer de todo esto. Vamos a analizar el asunto del PISADO. Promete más de lo que parece...

2.- ¿Qué es el PISADO?

Pomposamente, el tríptico nos informa de que el PISADO

nos da a los estudiantes la posibilidad de comunicar por escrito de manera totalmente confidencial, nuestras felicitaciones y reclamaciones sobre la docencia de nuestra Universidad".

Véase la figura de más abajo.

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Figura 2: ¿Qué es el PISADO?

Cuando leo lo de las felicitaciones me retoza una risa irreprimible por todo el cuerpo. Vamos a ver: a mí nunca me han felicitado por escrito en la manera en que aquí se propone. Cuando me han felicitado lo han hecho en persona, alguna vez por correo, y siempre después de salir las notas y con exquisita delicadeza y sinceridad. La otra forma, indirecta, de felicitación que he recibido es las encuestas. Considero que cuando saco 4'73 sobre 5, con una varianza muy pequeña, me están felicitando. No obstante, he de decir que no creo en las encuestas y sí en el progreso y entusiasmo que aprecio en mis alumnos cuando logro transmitirles la pasión por la asignatura (y doy matemáticas). De modo que para felicitar dudo mucho que el PISADO sirva para algo, si alguna vez se usase para ello.

Ahora bien, para la reclamación injusta, para la calumnia, para la expulsión de un fétido rencor, para un temible ajuste de cuentas, para arrojar las consecuencias de la propia desidia sobre el profesor, ahí sí, el PISADO es un excelente instrumento. Un alumno con un bajo nivel de madurez (¡sí, los hay!, todo el mundo, alumnos incluidos, lo sabe) podría ejercer su "crítica" y fácilmente arruinar la labor de un buen docente. Voy a poner mi propio caso. Tengo la pésima costumbre de distinguir entre educación e instrucción. La primera se refiere a modales y valores; la segunda, a los conocimientos adquiridos. La educación se trae de casa puesta y no la enseño ni la negocio: la exijo con fiereza y sin contemplaciones. Pero, desgraciadamente, el nivel de educación ha caído en picado y muchos alumnos ignoran lo que es la educación. Para que no haya malentendidos el primer día aviso de cuáles son las normas de clase. Les pongo una transparencia con la siguiente información:

Normas de clase:

  • No se come ni se bebe en clase.
  • No se lee el periódico en clase.
  • No se llega tarde sistemáticamente a clase.
  • No se llevan gorras en clase.
  • No se maquilla uno en clase.
  • No se liga en clase.
  • No se pinta en las mesas.
  • No se permite el uso de cascos. Si a alguien le suena el móvil en clase, se levanta y se va sin mediar palabra.
  • No se juega con la consola en clase.
  • En caso de aburrimiento o de no comprender la explicación, se va a la cafetería a hablar.

Sí, en efecto, porque he tenido alumnos soeces que han sacado el periódico en clase y a los que he expulsado sin miramientos. Pero también he tenido alumnos pintarrajeando las mesas, hablando con el móvil, tocados con gorras, mascando chicle ostentosamente, llegando tarde por sistema -y a todos ellos los he echado de clase, siquiera por respeto hacia el resto de la clase. Al cabo de un corto, muy corto periodo de tiempo, cuando han entendido que haré cumplir las normas de clase, todo ha ido como una balsa de aceite.

Sin embargo, un resentido, una alma sañuda podría usar el PISADO torticeramente y pisotearme a capricho, con resuelta inquina. Además, de manera anónima, como bien subraya el tríptico (véase la figura 3). Estaría en una grave situación de indefensión. Sería su palabra contra la mía. ¿Cómo se comprueba la veracidad de las afirmaciones contenidos en los PISADO?

 

 

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Figura 3: Ejemplos de PISADO.

Movidos por su demagogia, los redactores incluyen "inocentes" ejemplos de uso del PISADO. Que si quejas por la inclusión de temario no impartido, que si impuntualidad manifiesta y repetida, que si incumplimiento de la normativa académica. Ya existen canales oficiales para hacer efectivas quejas por estos motivos. ¿Qué añade el PISADO? Como ya he dicho antes, para este tipo de de quejas el PISADO es un instrumento demasiado sujeto a la arbitrariedad.

3.- Seamos realistas

Seamos realistas. O al menos, tengamos sentido común.

El PISADO se configura como un instrumento para vigilar la actividad docente. No es función de los alumnos hacer tal cosa, al menos no en la forma propuesta. La vigilancia de la docencia está encomendada a los Directores de los Departamentos. Estos, según mi experiencia, no la ejercen. Si hay un profesor rematadamente malo, sin excusa posible, escandalosamente oscuro, el Director se limita a cambiarlo a un grupo con menos alumnos o a encargarle tareas de laboratorio o administrativas. Puede que hasta lo aparte de la docencia en un caso extremo, puede que hasta asuma su presencia como una anomalía, pero nunca abordará el problema verdadero: ¿cómo hacer de ese profesor alguien que merezca ese nombre? Puede que, sarcasmo del destino, que el mal profesor sea incluso el propio Director de Departamento. Y si el sujeto en cuestión tiene plaza fija, entonces olvidémoslo. La pasión por la enseñanza hay que cultivarla día a día, como una flor de nieves; exige constancia, inteligencia, reflejos y humildad. Alguien que carezca de estas cualidades será un mal profesor y ningún PISADO del mundo lo remediará.

¿Más realismo? Hablemos del problema de la manipulación.

El PISADO deja la evaluación de la docencia a merced de la voluntad voluble de ciertos alumnos. ¿De cuáles? De los estólidos. Sí, porque los razonables, lamentablemente, no protestan; se cambian de clase, se buscan un buen libro. Los razonables, en cuanto han pasado un mínimo de tiempo en esta universidad, comprenden que ante un profesor incompetente y lleno de soberbia nada se puede hacer. El estólido protestará indiscriminadamente haciendo honor a su nombre.

Por otro lado, ¿protestan sobre mí y no puedo hablar con el alumno para resolver el problema? Insólito. Me entero cuando llega al tercer parte.

Aún más, ¿se han caracterizado las Delegaciones de Alumnos por su objetividad en el pasado? No. ¿Y en el presente? Tampoco. Ni en el futuro, me temo. Esto me lleva a nuevas preguntas. ¿Cómo es posible que los alumnos tengan una representación del 30%? Me sonroja ver las mafias, los conchabeos, las corruptelas que se forman a su alrededor para contentarlos y conseguir sus preciados votos. Desde el Rector hasta el Director de la más humilde Escuela los corteja. Y ha habido ocasiones en que las situaciones han sido delirantes. Recuerdo hace unos años en una comisión para reformar el plan de estudios en que un alumno (el inefable Juan Carlos Navarro) se empeñaba en pontificar sobre aspectos que para nuestro horror desconocía con una gran profundidad. Pero, vaya, tenía derecho a estar en esa comisión y nos teníamos que tragar sus sinrazones. Más tarde el inefable vendió su voto a un candidato a Director (el inefable Gabriel Zato), quien, en efecto, llegó a ser Director. Este último inefable se hizo instalar una columna hidromasaje en la zona de Dirección con el dinero de la Escuela(UI). ¿Veis las consecuencias?

Algunas Delegaciones de Alumnos, como la de la Facultad de Informática o la de Telecomunicación, ya sean hecho eco positivamente del PISADO. La siguiente frase es, cuando menos, enternecedora:

Finalmente, desde la delegación pretendemos que con el P.I.S.A.D.O. se dote de objetividad y credibilidad a las actividades de representación estudiantil con el objeto de que el estudiante sea crítico con la docencia recibida convirtiendo su opinión en uno de los pilares sobre los que se construya una Universidad de calidad.

(Las negritas y las itálicas son mías. Y desde luego, aquí sí hay incorreciones.)

4.- Preguntas finales

  • Durante dos años di clase en la Escuela de Ingenieros Técnicos Industriales. Allí, en el turno de tarde, había un simpático profesor. Para proteger su intimidad lo llamaré Luis Felipe. Luis Felipe era un pésimo profesor que no tenía ninguna pasión por la materia, que contestaba desabridamente a los alumnos, hasta tal punto que llegada la primavera tenía uno o dos alumnos en clase. Con los compañeros de Departamento era hosco también y a lo último se mostraba irrespetuoso y abiertamente agresivo. Ciertamente, era muy temido por los alumnos. Se informó al Rectorado de la situación. La respuesta fue, más o menos, que nos las apañásemos nosotros solos, pero nos dejaron claro que no querían escándalos públicos. Así pues, el Rectorado, cual Pilates, se lavó las manos hasta sacarles brillo. Y eso que un Vicerrector, catedrático también, era miembro de nuestro Departamento y, por supuesto, consciente de la situación. Mucho podría haber hecho; mas nada hizo. La situación se pudrió y la convivencia con Luis Felipe era inaguantable y las quejas por su docencia, abrumadoras. Se formó una comisión para abrirle un expediente disciplinario. Vinieron funcionarios del Rectorado, hicieron entrevistas, mantuvieron conversaciones con los implicados y... no pasó nada. Bueno, pasó el tiempo y Luis Felipe seguía allí, con su mirada hosca, en la que si te fijabas bien, había cierta sorna.  Finalmente y ante el cansancio por la situación, se sacó su plaza, se publicitó todo lo que se pudo, y otra persona la ganó. Así se solucionó el famoso caso Luis Felipe, por la vía indirecta. ¿Qué hubiese pasado si Luis Felipe hubiese sido titular ya? Nada, evidentemente. ¿Este caso lo habría solucionado un PISADO o más bien una recia voluntad política? Menos PISADO y más arreglar con diligencia situaciones como esta.
  • ¿Qué pasa con ese profesor que repite las mismas preguntas en el examen año tras año? Es obvio que aquí, aunque es una estafa intelectual, no se va a usar el PISADO.
  • Un profesor servil con los alumnos, que exija poco, no tendrá PISADO. Este profesor suele ser muy pesado y maleducado en la reunión para poner el examen; le aterra saber que otro profesor ha usado otra notación o ha dado el contenido con demasiada profundidad, pues compromete las notas de sus alumnos. Las buenas notas cubren su incompetencia. ¿Se admitirán PISADO para que se suba el nivel o se den contenidos menos obsoletos?
  • ¿Qué pasa con los "profesores" que, ante su incapacidad de explicar bien, hacen ejercicios muy parecidos a los del examen justo el día antes? No, para esos tampoco habrá PISADO. Son "buenos" docentes.

Con el PISADO me siento pisoteado.

 

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