En un artículo de Elcultural.es (16/01/2011) el filólogo Francisco Rico se queja amargamente de la altura de los debates intelectuales en España. En particular, en la entradilla del artículo leemos textualmente lo siguiente:

Los debates intelectuales en España suelen tener poca altura y caer en el chascarrillo.

Es de bien nacidos predicar el ejemplo y no cabe duda que alguien de la categoría intelectual de Francisco debe dar ejemplo cumplido y sobrado en esas procelosas lides de la dialéctica. Todo debate intelectual serio se basa por fuerza en la honestidad; de otro modo, estaríamos hablando de chanza, de escaramuzas diálecticas sin profundidad y ambición, de juegos de abogado del diablo, pero no de debate intelectual formal. Francisco Rico en su artículo de El País del 11 de enero de 2011, publicado en la sección de opinión, nos ha dado una muestra de lo que no es un debate intelectual, de lo que no es la honestidad intelectual. El artículo -insisto, publicado en la sección de opinión- es una protesta enérgica contra la ley de antitabaco (o más exactamente ley de medidas sanitarias contra el tabaquismo). Se supone que en un artículo de un ilustre intelectual como Francisco Rico encontremos argumentos, pero, ¡ay!, en vano fueron nuestras esperanzas. En el segundo párrafo del artículo leemos:

Golpe bajo. Dejemos de lado que no pocos de los argumentos contra el tabaco carecen de rigor científico y son simple fruto del desconocimiento, por las actuales insuficiencias de la investigación. (Como cuando hace unos años el aceite de oliva se consideraba malo para el colesterol y se excluía de la "sana dieta mediterránea" en la que hoy tanto se ponderan sus virtudes).

Me deja boquiabierto e indignado cómo es posible que de un plumazo se pueda desbaratar toda la investigación científica sobre los efectos del tabaco en el ser humano, investigación que, por cierto, lleva en curso unas cuantas décadas. ¿Es realmente un experto científico como para concluir que "no pocos argumentos carecen de rigor científico"? ¿Ha revisado la bibliografía científica? Si es así, es muy grave. ¿Por qué no señala entonces cuáles son esos estudios falaces, desvariados, que tanto confunden a la opinión pública y a los legisladores de este país? Asombroso el rigor intelectual de Francisco Rico. Es una muestra de estolidez hacer semejante afirmación. Cuando uno escribe en un periódico como El País ha de hacerlo con responsabilidad, incluso en la sección de opinión. ¿Es este el debate intelectual de poca altura del que se queja Francisco Rico? Extraño ejemplo de honestidad intelectual nos proporciona este académico. Francisco Rico nos muestra su ignorancia científica con claridad meridiana, pero como no lo tenemos ni por ignorante ni por incapaz de consultar la bibliografía científica, debe haber algo más. ¿Qué? No lo sabemos aún.

El artículo prosigue con una serie de críticas, algunas más literarias que otras, algunas más mortificantes que otras. Sin embargo, es en la última línea del artículo donde encontramos la gran sorpresa. Dice así:

P.S. En mi vida he fumado un solo cigarrillo.

Tal cosa no es cierta. En Google se pueden encontrar imágenes de Francisco Rico fumando. Abajo se pueden ver un par de ellas:

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¿Cuál es el motivo de tamaña impostura? Impostura intelectual, queremos decir. No se puede decir que el artículo de opinión sea una ficción literaria, ni mucho menos. Aquí lo que vemos es un caso de cinismo intelectual, una rabieta de un fumador empedernido con ínfulas de manipulador de masas. ¿Qué quiere Francisco Rico que pensemos de él después de descubrir que ha fumado un cigarrillo -más de uno, de hecho-? Es penoso oír quejarse a un intelectual de la altura de los debates y luego leer semejante bodrio contra la ley antitabaco, plagado de insultos a la comunidad científica, a la inteligencia del lector y a la honestidad intelectual.

Por cierto, ¿cómo ha dejado El País publicar un artículo como ese? Quizás no debiera sorprenderme tanto. Lo edita la misma empresa que ha transformado el canal de noticias CNN+ en el canal Gran Hermano.

P. S.: Yo sí que puedo decir que no he probado un cigarrillo en mi vida. Bueno, como fumador pasivo, llevo fumando desde hace muchos años, desde que era un niño. Pero este año lo he dejado. Gracias a la ley antitabaco.

 

REFERENCIAS

A continuación, y para dar rigor científico a este debate, incluyo algunas referencias científicas de los daños que produce el tabaco:

  • Passive smoking. Página de Wikipedia sobre el fumador pasivo. Esta página está escrita con rigor y contiene referencias de las principales publicaciones médicas. Aborda los estudios epidemiológicos, incluyendo el efecto del tabaco sobre los niños, así como los distintos tipos de cáncer que provoca el tabaco, pero también se consideran cuestiones de tipo social como la investigación sufragada por las industrias tabacaleras, las prohibiciones, los derechos de los fumadores y similares. Basta seguir las referencias que hay en la página para obtener una completa información.

  • GreenFacts. Es una página web escrita por científicos que se ocupan de exponer de manera clara informes científicos. Tienen un apartado especial para el tabaco; seguramente Francisco Rico disfrutará de su lectura.
  • American for Non-smokers' Rights. No es, como se pudiera pensar a primera vista, una web de antifumadores furiosos. En esta página web encontramos resumidos y correctamente citados muchos trabajos serios sobre el tabaquismo.
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